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lunes, 7 de marzo de 2016

Un anuncio sencillo para un tema complejo



Un par de semanas atrás, durante su gira por Italia, Mauricio Macri anunció que ante el déficit de ingenieros que existe en nuestro país, importaría alrededor de 4 mil ingenieros italianos. Esto me generó, en lo personal, un amargo sentimiento de desazón, ya que esta afirmación venía de otro ingeniero, que da la gran casualidad, es nuestro actual Presidente. 

Sin embargo, reflexionando un poco mas sobre esta frase del primer mandatario y en vista de la actual situación deficitaria de ingeniería que vive nuestro país, podemos extraer un par de conceptos con el fin de colaborar a la solución de este verdadero problema nacional, como es la falta de ingenieros y sobre el que ya he escrito numerosos artículos durante estos últimos años.

En primer lugar,  hay que recordar a la opinión pública que este problema nace quizas a principios de la década del 90, cuando se descuidó el "semillero" ingenieril, desatendiendo políticas de incentivo de estudio, cifras bajas en las inscripciones, seguimiento de la carrera o aseguramiento de una salida laboral del ingeniero. Durante esa década, recuerdo que en cada año de ingreso en la Universidad Nacional de Tucumán de la cual egresé, todas las ramas de ingeniería lograban juntar entre 200 a 300 alumnos, mientras que carreras como Abogacía ostentaban cifras diez veces mayores. Lamentablemente, las políticas de desindustrialización y desinversión en ciencia y tecnología, terminaron en el año 2000 con la emigración masiva de muchos ingenieros y científicos, en busca de mejores horizontes. 

Ahora bien, cuando entre 2003 y 2007, el gobierno de Nestor Kirchner basó la reactivación económica en un fuerte apoyo a la obra pública y el desarrollo productivo local, quedó en evidencia la falta de ingenieros y científicos necesarias para llevar adelante estas medidas. Posteriormente, en el año 2009, el Estado Nacional, ante la inapelable realidad numérica que nos mostraba 1 ingeniero cada 8.000 habitantes (cifra bajisima en comparación con los paises mas desarrollados del mundo donde la cifra promedio es de 1 ingeniero cada 3.600 habitantes), se lanzó un excelente iniciativa como el "Plan Nacional de Formación de Ingenieros 2012-2016" donde se pensaba duplicar la cantidad de egresados de ingeniería al final del Plan y llevar de 6.500 egresados a nivel nacional en el año 2009 a mas de 12.000 en el año 2016, mediante un sistema de incentivo del estudio de la ingeniería, el acompañamiento durante los primeros años para evitar la deserción y un sistema de becas para ayudar al final de la carrera y evitar el abandono por motivos económicos. 

Actualmente, sin datos  específicos o informes públicos sobre el PNFI 2012-2016, solo podemos contar con nuestra tasa de matriculación en el Colegio de Ingenieros de Jujuy, la cual viene creciendo a ritmo sostenido entre un 2-3% anual. Algo impensado si las cifras de egresados se hubiesen acercado minimamente al objetivo planteado. Esto muestra que a pesar de lo bueno del plan, los objetivos no fueron alcanzados.

Ahora bien, ante todo este panorama existe también un permanente accionar de instituciones rectoras en el tema ingeniería como el Centro Argentino de Ingenieros, el Consejo Federal de Decanos de Ingeniería, la Federaciones de Ingeniería y por supuesto los Colegios y Consejos de Ingeniería de todo el país, que trabajan permanentemente por solucionar esta coyuntura mediante la integración y el intercambio entre facultades de ingeniería de Italia, de España, de Latinoamerica y a lo largo y ancho de nuestro país con la visión de una red colaborativa de ingeniería, promoviendo la movilidad y el intercambio de alumnos docentes e ingenieros, para suplir este déficit hasta tanto se revierta.

En ese contexto, y habiendo explicado brevemente la situación, hacer un anuncio tan sencillo para un tema tan complejo, es a la vez insuficiente y preocupante. El anuncio ha sido solamente respecto a la importación de 4 mil ingenieros, en un marco donde tenemos aún ingenieros en calidad de desocupados, subocupados y precarizados que están trabajando y aún no acceden a condiciones dignas para el ejercicio profesional ya sea liberal o como empleado público o privado. Sin ninguna duda, sería importante no solo ocuparse de los nuevos ingenieros, sino también cuidar a los que están activos, incluso a los estudiantes de ingeniería quienes se desalientan cuando ven una afirmación de este tipo estando próximos a recibirse.

El Estado Nacional, debe ser contundente y marcar una verdadera Política de Estado, clara y sostenida en el tiempo para lograr paliar ese déficit, y revertir ese terrible proceso de degradación de la ingeniería argentina en relación al vaciamiento de la capacidad intelectual  de científicos y de ingenieros, que hemos sufrido durante mucho tiempo y que se ha querido cambiar sin éxito. Un ingeniero no nace en el primer año de ingeniería, hay que tener una vocación marcada por la carrera ingenieril, formando nuestros chicos de nivel primario con ferias de tecnología, de matemáticas, de física y talleres prácticos para incentivarlos en el estudio de las ciencias duras desde esa estimulación temprana y desarrollo de la curiosidad. En ese contexto, cuando un egresado secundario está decidido a estudiar ingeniería, llega al siguiente paso que es la universidad. Alli, durante los primeros años la exigencia académica debe ser la adecuada para poder formar un ingeniero como corresponde, y existir un fuerte  acompañamiento para minimizar la deserción. Hacia el final de la carrera, donde empieza a ser cada vez más específica la curricula, se necesita un acompañamiento permanente pero no solo de la familia, sino del Estado, mediante un sistema de becas, de sponsorizacion, un sistema de pasantías para que los estudiantes del último año puedan obtener algo de dinero para poder financiar el final de su carrera y no se vayan a trabajar faltando poco para terminar, dejando trunca una formación en la que el Estado invirtió tiempo y dinero.

En resumen, todos debemos bregar para que la formación de ingenieros sea parte de una sólida Política de Estado, para beneficio de todos. Lleva tiempo, mucho tiempo quizás, pero mas ingenieros significa mas innovación, mas progreso y mejor calidad de vida para todos. De este modo, la importación de ingenieros será anecdótica y eventual, en un contexto de desarrollo e industrialización de la mano de nuestra profesión.

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